Siempre que vuelves a casa…piensas en Elena Santonja

Siempre que vuelves a casa…piensas en Elena Santonja


Hoy ha muerto Elena Santonja. Su nombre y su cara estaba asociado para mí a mi infancia y a la sintonía de su programa «Siempre que vuelves a casa me pillas en la cocina, embadurnada de harina, con las manos en la masa«. Lo veíamos juntas, mi madre y yo, y luego soñábamos al reproducir esos platos con otros lugares, otra gente y otra vida. Corrían los años ochenta y ni de casualidad pensé que mi vida iba a estar en la cocina y mucho menos no como chef, sino como periodista gastronómica y escritora.

En 2005, cuando trabajaba como periodista de la Agencia Efe, se me puso entre ceja y ceja, entrevistarla. ¡Y lo conseguí! Fue emocionante conocerla. Nos recibió a Paco Torrente (el fotógrafo) y a mí en su casa en el barrio de Salamanca en Madrid. Estuvimos en su salón y en su cocina y compartimos unas copas de vino tinto de Rioja y unos pitillos. Me contó que en ese momento solo le apetecía pintar. Que desde que murió su hermana, la autora de la sintonía de la canción, ya nada era igual. El programa, según nos dijo, fue fruto de la casualidad. Y sus ojos brillaban al recordarlo. En el plató se sentía como en casa, porque realmente el programa fue una prolongación de lo que ya hacía en su cocina y en su comedor. Cocinaba para mucha gente y muy distinta. Estaba casada en aquella época con el director de cine y guionista Jaime de Armiñán y su casa era el lugar de reunión.

Hoy me he emocionado al ver que en Efe han publicado una de las fotos que tomamos en aquella última entrevista el 9 de junio de 2005. La publico con todo el respeto a la  y reproduzco la entrevista que tanta ilusión me hizo poder hacerle mientras me tomo una copa de Rioja y me fumo un pitillo en su memoria.

 

Elena Santonja: “Me siento orgullosa de haber hecho “Con las Manos en la Masa””

Por Yanet Acosta

9 de junio de 2005 (Agencia Efe).- “Con las Manos en la Masa” fue el primer programa de cocina que se hizo para televisión en España y su huella ha quedado en varias generaciones, no sólo por los platos que cocinaban los propios invitados, sino por la cercanía y la afición a la gastronomía que mostraron los principales personajes e intelectuales de una época que ha hecho historia. Elena Santonja presentó y codirigió este programa que se emitió desde 1983 hasta 1992 y del que, asegura, se siente orgullosa.

Por “Con las manos en la masa” pasaron unos 300 invitados, entre ellos, escritores, pintores, actores, músicos, de todas las edades y de todos los estilos, entre los que, afirma Santonja, muchos son imposibles de olvidar, como la escritora Rosa Chacel, que con sus 90 años habló, además de su afición a la cocina tradicional española, de su devoción por la italiana y por la feixoada brasileña.

Para la presentadora también fue inolvidable la visita de Gonzalo Torrente Ballester con sus ochenta años, mientras que recuerda con ternura las de sus amigos Adolfo Marsillach, Alaska, el Gran Wyoming,  Joaquín Sabina y Carlos Berlanga, al que conocía desde pequeño y con el que compartió mucho tiempo y cuya desaparición fue un duro golpe para ella.

Estos invitados cocinaron desde los platos tradicionales españoles a los más emblemáticos de la cocina india o china. Sin embargo, el plato que más le impactó fue el que elaboró el pianista Joaquín Soriano, una especialidad aprendida de su mujer, de origen lituano, consistente en un crepe elaborado con patata cruda rallada y en cuya superficie, los ricos pueden poner caviar, y los pobres, beicon.

Santonja dice que nunca ha visto los nuevos programas televisivos sobre cocina, aunque no ignora que en Televisión Española se utiliza la fórmula de llevar invitados, pero ella sonríe y asevera con rotundidad: “es imposible copiar un programa que se hacía entre amigos, como si estuviéramos entre los fogones de casa”. Explica que a veces, los invitados eran también asiduos en su casa, ya que durante años, Santonja  agasajó a sus amigos y a los de su marido, el realizador Jaime de Armiñán, en la casa que tenía la pareja en los alrededores de Madrid.

Recuerda que el plato más alabado de los que ofrecía era el cuscús, para el que se estaba todo el día en la cocina, ya que lo preparaba siguiendo la laboriosa fórmula tradicional de ir mojando poco a poco la sémola y la larga cocción de un caldo de carnes y verduras. Sin embargo, el plato también llevaba la impronta de la autora, hacer la carne por separado para que estuviera en su punto y rodear el cuscús de una sartenada enorme de cebolla caramelizada. También fueron muy celebrados por los comensales los platos de cocina china, ya que cuando aún en España no había ni restaurantes chinos, Santonja se afanaba en elaborar las exquisiteces del lejano Oriente, con la ayuda de los recetarios que compraba en París.

“En los años ochenta y noventa, el lenguaje de la cocina era el francés”, resalta Santonja, quien está convencida de que “ahora, afortunadamentes es el español”. Apunta que le gusta todo tipo de cocina, siempre que esté “bien hecha” y admite que desde siempre ha sentido adoración por los renovadores de la cocina vasca Pedro Subijana y Juan Mari Arzak y, en los últimos años, por su hija, Elena, quien gracias a la investigación ha llevado a cabo una gran evolución en la cocina.

Para Santonja, sin embargo, no hay que olvidar las fórmulas clásicas y por ello recomienda como fuente de inspiración el manual de Angel Muro, “El Practicón”, un libro de 1893, cuyas recetas resultan imposibles de elaborar en la actualidad, pero que dan la clave para llegar a los platos tradicionales.

Con respecto a la posibilidad  de volver a la televisión, Santonja afirma que no haría nuevamente un programa de cocina, aunque no descarta otros proyectos televisivos relacionados con los viajes, su gran afición. Entre los países que más le atraen de los que ha conocido se encuentran la India, Siria, Paquistán y Yemen, que visitó hace 12 años.  A esta lista se puede incluir China, adonde prevé viajar en octubre con su grupo de amigas habitual.

Sin embargo, lo que sí descarta es regresar a Televisión Española, puesto que su salida del Ente Público fue, en sus palabras, “bastante desagradable”, ya que la despedieron, junto al guionista y codirector de “Con las Manos en la Masa”, Álvaro Lion-Depetre, por negarse a introducir publicidad del Ministerio de Agricultura sobre la bondad de unos quesos en el espacio diario que se emitía en la segunda cadena llamado «Las Recetas de Elena». Este programa se comenzó a emitir en 1991 y como si se tratara de una obra de teatro, Elena, junto con Chus Lampreave, primero, y, Amparito Baró, después, quienes interpretaron el papel de asistenta, planeaban los platos que cocinarían ese día y se intercambiaban consejos con humor. Una escena, en la que Santonja dice convencida que no cabía la publicidad y,  menos aún de forma gratuita, como pretendía el Ente, que sí facturaba el servicio al Ministerio. Los dos directores demandaron a TVE por despido improcedente, pero el Tribunal no les dio la razón, con lo que así acabó su larga relación con el canal público y que había comenzado en 1959 con un programa para mujeres llamado “Entre Nosotras”.

En este programa se hablaba de maquillaje, labores, moda y, como algo extraordinario, de las mujeres que trabajaban, a las que dedicaba un espacio: “Mujeres que trabajan”. En él se entrevistaba a mujeres que habían accedido al mundo laboral, como secretarias o azafatas. La presentadora afirma que aquella era una época en la que no se podía hablar de nada y, riéndose, revela: “me echaron del programa por no hacerlo femenino sino feminista”.

Santonja es conocida sobre todo por su carrera televisiva, pero su vocación es la pintura. Ella, junto con su hermana Carmen, conocida por liderar el grupo de los ochenta “Vainica Doble” y quien falleció hace cinco años, son la cuarta generación de una saga de pintores madrileños que inicia el maestro Eduardo Rosales, pintor del siglo XIX, y al que sigue su hija y abuela de Santonja, Carlota Rosales,  y, su hijo y padre de las dos hermanas, Eduardo Santonja.

Elena y Carmen Santonja estudiaron en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde coincidieron con Chus Lampreave, quien finalmente se dedicó al mundo del cine, un camino que la propia Elena Santonja estuvo a punto de escoger.

Según cuenta Santonja, el cineasta Luis García Berlanga paseaba por la Gran Vía madrileña cuando vio en el pequeño escaparate del estudio fotográfico Ibáñez su retrato y no paró hasta conseguir su teléfono para ofrecerle el papel protagonista de “Novio a la Vista”. La joven rechazó el papel, pero desde esa llamada se forjó una gran amistad.

Santonja recuerda ahora con “un poco de rabia” -según sus propias palabras- no haber hecho aquel papel, aunque después se adentró en el mundo del teatro y ha realizado breves apariciones en películas como “El Verdugo” de su amigo Berlanga. También aparece en “Moros y Cristianos” haciendo de sí misma en “Con las manos en la masa”, en el que el diputado interpretado por Luis Ciges elaboraba una sopa disparatada.

Actualmente, Santonja pinta en su piso madrileño una serie de gouaches y sale de la fuerte depresión en la que le sumió la muerte de su hermana. Además, su principal ilusión está ahora en presentar una exposición antológica de su pintura, en la que, está convencida que fluyen los genes de su bisabuelo, aunque su estilo y técnicas sean completamente distintas.

Santonja asegura que, pese a que sus tres hijos dibujan y pintan bien, ninguno ha decidido dedicarse a ello, pues tanto Álvaro como Eduardo se dedican al mundo del cine, actualmente, de hecho, trabajan en un rodaje con su padre, y Carmen es licenciada en Historia del Arte. Sin embargo, resalta que lo que sí han heredado los tres es el gusto por guisar, aunque no estén todo el día embadurnados de harina, como rezaba la letra de la sintonía del programa cantada por Joaquín Sabina y Gloria Van Aersen, la otra componente de “Vainica Doble”. Santonja asegura que esta letra, escrita por su hermana Carmen, ha sido una parte más del éxito del programa, pues aún hoy, la gente, al verla tararea la canción: “Siempre que vuelves a casa me pillas en la cocina, embadurnada de harina, con las manos en la masa”.