«The Artist» y la paradoja del periodismo y las redes sociales


«Tú y yo somos de otra época.
Ahora el mundo habla.
Ahora la gente quiere caras nuevas.
Carne fresca.
Y el público no se equivoca».
Estas frases son las que el productor le suelta a la estrella del cine mundo George Valentin cuando vive la crisis del paso al cine sonoro en la película The Artist. Esa hecatombe me recuerda de alguna manera a la que vive la prensa tradicional con las redes sociales. El diario El País ha comprobado cómo dos artículos de opinión de 2005:  El Negro de Rosa Montero y Las ilusiones perdidas de Concha Caballero se situaron en las noticias más vistas del día más de cinco años después. A este fenómeno se suma el de una noticia también de 2005 sobre un «experto» que aseguraba en el Senado que la homosexualidad era una enfermedad.
En El País se plantean qué hacer con esta situación y se está pensando diferenciar las noticias actuales de las antiguas con un registro diferente para «Lo más leído», ya que funciona como efecto multiplicador.
Estas tres noticias tienen en común su atemporalidad y su alto grado memético (son textos sencillos y contundentes). Además, han encontrado un mejor entorno para su difusión por la extensión del uso de las redes sociales y el contexto social y económico del país y, por ello,  han sido más leídas en 2011 y 2012 que cuando se publicaron.
La situación responde también a la naturaleza viral de Internet, donde una noticia se propaga a toda velocidad, esté contrastada o no (recuerdo cuando Javier Solana mató en su Twitter a Ariel Sharon y hasta el Telediario de La1 lo dio como información sin haber contrastado o cuando se extendió la noticia errónea por todo el mundo del cierre definitivo de elBulli a partir de un post de NYT).
Todo el mundo habla ahora en las redes. Y, los periodistas, se van subiendo al carro aceleradamente con cursos sobre Twitter y Facebook. Pero, lo importante «Es el producto, estúpido», como titula Toni Segarra su artículo en el número Ñ de Matador. Y con ello, me refiero al contenido. Y en él no han perdido vigencia los principios que rigen el Periodismo, como tampoco han perdido vigencia los principios del cine, que hacen que una película como The Artist, en el mundo audiovisual actual, triunfe siendo muda.

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