¿Pueden las redes sociales cambiar nuestra forma de comer?


Las redes sociales han revolucionado nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos.
Hablas de lo que haces en Facebook, te informas en Twitter, las empresas te buscan en Linkedin, compartes las fotos en Flickr, escuchas música en Spotify, ves vídeos en Youtube y, a veces, hasta encuentras pareja en Meetic.
Esta revolución que está aún en desarrollo se podría comparar con la que hace sesenta años se produjo con la televisión. En muy poco tiempo, la televisión cambió los hábitos alimenticios de muchas familias que prefirieron dejar de sentarse a la mesa y cenar frente a la pantalla, bandeja en mano. Esto trajo consigo también un cambio de menú.
¿Puede ocurrir lo mismo con las redes sociales? El ordenador ya ha motivado un gran cambio en las oficinas, donde muchos trabajadores almuerzan de cara al ordenador. Atendiendo a las estadísticas de un estudio mundial hecho por Accenture en 2009, casi el 60 por ciento de los jóvenes de menos de 25 años prefieren ver los programas televisivos que les gustan a través de su ordenador.
¿Puede todo esto volver a provocar un cambio en la forma de comer? Y si es así, ¿pueden las redes sociales ser una oportunidad para conseguir mejorar la alimentación?

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